viernes, 25 de febrero de 2011

Somos más tontos de lo que pensamos (al menos yo)

El otro día un profesor preguntó de dónde venía la expresión "abogado del diablo". Comencé a contar una historia acerca de cómo en los procesos inquisitoriales de la Edad Media, un sacerdote defendía al supuesto hereje... Conforme iba contando la historia, me parecía menos creíble, hasta que me dijo que no era ese el origen, sino el sacerdote que hacía de "fiscal" en los procesos de santificación.

Yo eso ya lo sabía, y cuando hizo la pregunta sabía que lo sabía, pero no lo recordaba. Me di cuenta de que tratando de hacer memoria, el primer recuerdo asociado a esa expresión fue la cara de Sean Connery, y no porque tenga un fetiche por escoceses decrépitos, sino porque en la película "El Nombre de la Rosa" alguien usa esa expresión. De ahí mi cerebro tardó nada en montar una historia creíble que involucrase a la Inquisición con el origen de la expresión. Motivado por saber que sabía la respuesta, mi cerebro inventó una, y se la creyó por unos segundos.

Me dí cuenta de lo peligroso que es a veces creerte lo que crees que sabes. Después de todo sólo soy un mono pelón más con mis sesgos cognitivos, como otro cualesquiera. Quien sabe, tal vez el segundo párrafo tampoco es cierto, sino tan sólo una racionalización acerca de cómo pude equivocarme...

1 comentario:

Tyler Durden dijo...

Nobody expects the Spanish Inquisition!