Últimamente he tenido varias conversaciones con amigos y conocidos que se están planteando crear empresas. Algunos, los que ya han empezado a pensar en acciones concretas, se quejan de la cantidad de trabas administrativas que hay en España (especialmente a nivel local y autonómico) para empezar un negocio. Otros, que ya han empezado, lamentan que el coste de contratar personal (cotizaciones sociales) sea muy oneroso para un negocio que está empezando y no genera dinero.
Creo que la mayoría de la población (incluyendo a los políticos) son conscientes del primer punto, y tal vez en menor medida del segundo. Así, voy a mencionar un tercer factor del que rara vez escucho hablar: las barreras de salida. Trabas administrativas y costes laborales son barreras de entrada para los nuevos negocios, y el sentido común nos dice que si las eliminamos, o mitigamos, deberíamos ver un aumento en el número de empresas creadas en el país. Sin embargo, las barreras de salida lo son también de entrada, y si no se eliminan estas, cualquier acción enfocada a las barreras de entrada tendrá un éxito limitado.
La principal barrera de salida es la ley concursal. En España, un negocio que quiebra puede verse envuelto en procesos judiciales durante años. La ley se modificó recientemente pero sigue siendo poco ágil, y lo más importante, de nada sirve tener una ley ágil si la aplicación de la misma no lo es. Es raro que tu primer negocio sea un éxito total. Muchas empresas de éxito son el segundo, tercer... intento del fundador. En otros países es normal que una persona se involucre en la creación de varios negocios a lo largo de su vida. Los emprendedores son una pequeña parte de la población. Si el fracaso supone verse envuelto en juicios durante años, no lo intentarán otra vez y la tasa de creación de empresas bajará dramáticamente (la experiencia acumulada en el primer intento aumenta la probabilidad de éxito del segundo, y así sucesivamente). Disponer de un procedimiento rápido y poco traumático para deshacer un negocio que no tiene éxito facilitará que la percepción social de la quiebra mejore en el futuro, mitigando la presión cultural negativa que impera en nuestra sociedad.
Sería necesario analizar por qué la aplicación de la justicia en España es tan lenta, porque supone un freno real al desarrollo económico. En el corto plazo, es más importante informatizar la justicia que la educación o la sanidad.
Creo que la mayoría de la población (incluyendo a los políticos) son conscientes del primer punto, y tal vez en menor medida del segundo. Así, voy a mencionar un tercer factor del que rara vez escucho hablar: las barreras de salida. Trabas administrativas y costes laborales son barreras de entrada para los nuevos negocios, y el sentido común nos dice que si las eliminamos, o mitigamos, deberíamos ver un aumento en el número de empresas creadas en el país. Sin embargo, las barreras de salida lo son también de entrada, y si no se eliminan estas, cualquier acción enfocada a las barreras de entrada tendrá un éxito limitado.
La principal barrera de salida es la ley concursal. En España, un negocio que quiebra puede verse envuelto en procesos judiciales durante años. La ley se modificó recientemente pero sigue siendo poco ágil, y lo más importante, de nada sirve tener una ley ágil si la aplicación de la misma no lo es. Es raro que tu primer negocio sea un éxito total. Muchas empresas de éxito son el segundo, tercer... intento del fundador. En otros países es normal que una persona se involucre en la creación de varios negocios a lo largo de su vida. Los emprendedores son una pequeña parte de la población. Si el fracaso supone verse envuelto en juicios durante años, no lo intentarán otra vez y la tasa de creación de empresas bajará dramáticamente (la experiencia acumulada en el primer intento aumenta la probabilidad de éxito del segundo, y así sucesivamente). Disponer de un procedimiento rápido y poco traumático para deshacer un negocio que no tiene éxito facilitará que la percepción social de la quiebra mejore en el futuro, mitigando la presión cultural negativa que impera en nuestra sociedad.
Sería necesario analizar por qué la aplicación de la justicia en España es tan lenta, porque supone un freno real al desarrollo económico. En el corto plazo, es más importante informatizar la justicia que la educación o la sanidad.
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