La verdad es que aún recuerdo el poco respeto que tenía por los idealistas cuando era más joven. Platón me parecía infantil, y Kant un retorcido mental. Sin embargo, he de reconocer que con el tiempo me he ido aproximando a sus posturas. Cada vez me doy más cuenta de lo tontos que somos, y me maravilla ver hasta qué punto la evolución ha logrado perfeccionar mecanismos de engaño que nos permiten dar sentido a nuestro entorno basándonos en una capacidad limitada de procesar información. Me parece que la influencia del sistema operativo con que venimos de serie en nuestra percepción del mundo es mucho mayor de lo que habría estado dispuesto a reconocer hace unos años. Más que un cerebro capaz de procesar la información que le llega del exterior, tenemos un magnífico simulador de la realidad, que es capaz de usar una pequeña parte de la información que llega para disparar una reacción automática, y una ínfima parte de la misma información para reflexionar.
Como he dicho, somos mucho más tontos de lo que creemos, y eso me lleva a tener más respeto por el resto de animales que pueblan este planeta, incluidos otros de mi misma especie.
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